Estrella bebé crece gracias a campos magnéticos de chorros

Estrella bebé crece gracias a campos magnéticos de chorros

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Si alguna vez jugaste con un imán, sabrás que parece mágico. Los imanes tienen un campo de fuerza invisible que solo puedes percibir de forma indirecta. Por ejemplo, si esparces polvo de hierro sobre un cartón y pones el imán debajo del cartón, verás el efecto del campo magnético en el comportamiento del polvo de hierro. Pero los campos magnéticos también se manifiestan en la luz que los atraviesa, puesto que esta se polariza. Y en la luz polarizada, las ondas de luz ya no vibran de manera uniforme en todas las direcciones posibles, sino que pasan a vibrar con mayor intensidad en determinadas direcciones. 

Con un equipamiento especial, se puede saber cuándo la luz está polarizada. Un equipo de astrónomos taiwaneses detectó ahora un fenómeno de polarización en la radiación emanada de los chorros de una estrella recién nacida.

Las estrellas se forman a partir de nubes de polvo y gas que se contraen. En la mayoría de los casos, las estrellas bebé están rodeadas de un disco plano de material que gira. Muchas veces, la estrella también escupe unos finos chorros de gas perpendiculares al disco, en direcciones opuestas.

Como las moléculas de monóxido de silicio (SiO) presentes en los chorros de la estrella emiten radiación en longitudes de onda milimétricas, los astrónomos usaron ALMA para estudiar esa radiación y descubrieron que estaba polarizada. Hay solo una explicación posible: debe haber un campo magnético en los chorros.

Los astrónomos postulan desde hace tiempo que los chorros de las estrellas están sujetos a campos magnéticos, de lo contrario, sería difícil explicar por qué los chorros son tan finos, incluso en los puntos más alejados de la estrella. Esta es la primera vez que se encuentran indicios fehacientes de que hay, efectivamente, un campo magnético.

Es un hallazgo importante porque ayuda a los astrónomos a entender los procesos de formación de las estrellas. Normalmente, debido a la rápida rotación de las zonas centrales del disco y de la estrella misma, el material de la nube en proceso de contracción difícilmente fluiría hacia la estrella en formación. De hecho, lo normal sería que el material se alejara de la estrella.

De alguna forma, los dos chorros se llevan una buena parte de esta energía giratoria y, de esa forma, permiten a la estrella reducir su velocidad de rotación y absorber más gas para seguir creciendo. El nuevo hallazgo de ALMA confirma que este fenómeno se debe a la presencia de campos magnéticos, sin los cuales los chorros no podrían mantenerse estrechos y robarle a la estrella buena parte de su energía giratoria. 

¿Qué se observó?

Los astrónomos apuntaron ALMA hacia una estrella bebé (o protoestrella) situada a unos 1.000 años luz de nosotros, en la constelación de Perseo. Esta estrella, conocida como HH-211, tiene menos de 10.000 años de edad, por lo que es extremadamente joven. Actualmente, tiene apenas un vigésimo de la masa de nuestro Sol, pero debería crecer y adquirir más masa en el futuro cercano. De esta estrella salen dos chorros de gas finos y largos. ALMA pudo medir la radiación milimétrica emitida por las moléculas de monóxido de silicio de esos chorros a tan solo 100.000 millones de kilómetros.

¿Quiénes observaron?

Las observaciones de HH-211 con ALMA fueron realizadas por un grupo de astrónomos taiwaneses dirigido por Chin-Fei Lee, del Instituto de Astronomía y Astrofísica Academia Sinica (ASIAA). Chin-Fei trabajó con colegas de Taiwán y Estados Unidos. Los resultados de la investigación se publicaron en la revista Nature Communications en noviembre de 2018.

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